Desde que nació Sara hace poco más de tres años, mi bello-bello empezó en un nuevo cargo muy retador pero a la vez enriquecedor, que lo incorporó en una rutina de viajes continuos. Empezó con 1 solo viaje al mes y luego fue aumentando justo con la llegada de Lucía, hace poco más de un año (no fue nada fácil) había meses que estaba solo 7 u 8 días en casa, lo cual era trágico tanto para él como para nosotras. Conversaba con una psicóloga experta en el tema y me comentaba “una familia jamás se acostumbra a eso” ella me explicó que difícilmente un niño se puede “acostumbrar” a que un miembro tan importante de su vida, como lo es papá, esté entrando y saliendo de casa por largos períodos.
Sin duda, tuvimos que aprender a hacer de estas jornadas de despedidas, algo menos traumático (por el bien de todos), verle el lado positivo, por lo que lo anunciábamos con anterioridad, anotábamos los días en el calendario y si bien estas gorditas no tienen una clara línea del tiempo, estas actividades, junto con preparar dibujos de despedida y de bienvenida, ayudaba a hacer más llevadera la separación.
Cada vez que hablaban por facetime, Sara quería vivir en el mismo país donde estaba papi. había días que luego de hablar se ponía triste (o rebelde) por unos minutos, a pesar de que la llamada era la más alegre de todas, a mi se me arrugaba el corazón pero la ayudaba a sacar ese sentimiento porque es normal!, vamos, que si yo lo extrañaba un montón era normal que ellas sintieran lo mismo.
En el caso de Lucy, es más fácil, ya que está pequeña y no entiende mucho (dice uno jajaja) pero esa si es feliz viendo a papá por el teléfono. Sin embargo, el otro día me hizo llorar la enana esa!!! Sonaron unas llaves cerca de la puerta, y ella salió corriendo hacia la entrada de la casa (como lo hace todos los días cuando esta en Venezuela) y gritaba papá! papá! papá! papá!…….. ok nótese que en ese preciso momento una lágrima cayo en mi mejilla, jejeje fue inevitable, pero de felicidad la verdad, me pareció el gesto más hermoso de amor.
Por todo esto y más es que tomamos la decisión de irnos a Rio de Janeiro, por que además de presentarse como una experiencia seguro inolvidable para los 4, es el momento de estar juntos más tiempo como familia!, estaremos separados de los nuestros, pero unidos en nuestro núcleo… la verdad eso me tiene muy ilusionada, para que el bello-bello pueda disfrutar cada una de las etapas de la vida de estas chiquitas, cada uno de sus momentos especiales, y cada una de sus sonrisas cuando lo ven entrar por la puerta. De igual forma, tenemos una ilusión inmensa de disfrutarlo a él! Ese ser que ilumina nuestras mañanas!, ese ser que tiene una personalidad única, que siempre ve el lado bueno de las cosas, un ser admirable y ejemplar por todo lo que ha logrado y la humildad que siempre lo caracteriza. Vamos contigo hasta el ultimo rincón del mundo. eres nuestra mayor admiración.
Y aquí es donde tiene cabida la canción de Carlos Vives y Marc Anthony, “Cuando nos volvamos a encontrar” (la pueden escuchar aquí) la cual papi se las colocaba de irse, sin darse cuenta del significado… el simplemente disfrutaba la canción bailando con ellas (a pesar de ser un rockero y anteriormente cerrado a la música en español), por lo que me ha servido para alegrarlas! Sobre todo a Sara cuando se pone melancólica, estas semanas, la hemos escuchado casi todos los días, y la frase de que “ya no habrá tiempo para tristes despedidas” hizo click en mí, haciéndome pensar que cuando finalmente llegue, será el último de sus viajes largos para finalmente estar más tiempo juntos!
Ese día es mañana, y lo esperamos entonces con mucha emoción (y con globos, papelillos, pancartas y demás jajaja)
Bello, este post es para ti, eres lo mejor de nuestras vidas…
PD: admiro a todas las familias que viven de forma similar!
Hermoso…… disfruten cada momento de este bello encuentro que les sea eterno ese amor. Felicidades que viva la familia el amor la union. Dios bendiga tu familia amen
Muchas gracias Aliskair! un abrazo